Barrio de Olivares

Más de 180 especies de aves han sido observadas en las riberas del Duero a su paso por la ciudad de Zamora, de ellas unas 80 con reproducción comprobada. La convergencia de diferentes medio -acuático, urbano, forestal y palustre- resulta, sin duda, una de las causas principales de tan elevada diversidad.

También resulta determinante la presencia de una sucesión de islas fluviales, cubiertas por un inalterado bosque de ribera que proporcionan refugio y sustrato para la nidificación a miltitud de especies, entre ellas aves rapaces como el milano negro y águila calzada o ardeidas como la garza real y el martinete.

Las masas de vegetación palustre -carrizales y espadañales- resultan vitales para muchas especies que anidan en este sustrato, como el avetorillo, la gallineta y los carriceros. Pero además albergan durante gran parte del año nutridos dormideros comunales de estorninos negro y pinto, gorriones común, molnero y moruno, verderones, colirojo tizón, urracas, grajillas… Destacan por su espectacularidad los dormideros y concentraciones de golondrinas comunes constituidos en los meses previos a la migración postnupcial (entre agosto y octubre). No debemos olvidar tampoco el papel fundamental de la vegetación palustre en la conservación de especies escasas y amenazadas como los galápagos europeo y leproso y la nutria, verdaderas joyas faunísticas de la ciudad de Zamora.

Algunas de las especies más frecuentes e interesantes:

Estivales

martinete común, molano negro, águila calzada, abubilla, torcecuello euroasiático, ruiseñor común, golondrina común, carricero común y carricero tordal.

Migrantes

papamoscas cerrojillo, papamoscas gris, mosquitero musical y carricerín común.